

Aunque ya se aplicaba en Mesopotamia y Egipto, esta técnica alcanzó un gran desarrollo en China, donde se crearon piezas que empezaron a ser conocidas en Occidentes en el siglo XIV.
Los colores se obtienen generalmente a partir de óxidos de metales, que se añaden al polvo de esmalte blanco.
Cada color tiene un grado de fusión distinto, por lo que se aplican primero los colores que requieren una temperatura más alta y luego aquellos que se funden a otra menor.
Un pulido posterior deja a la pieza lista para su venta.
1 comentario:
Preciosos los dedales.
SUsana
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